Diamantes

El Corte o Talla es el elemento que permite revelar el brillo del diamante y hace referencia a las proporciones de la piedra.  Un Diamante brilla y resplandece en función de su talla.  Si sus proporciones no son las adecuadas, brillará menos porque la luz en su interior no se reflejará adecuadamente.

Tipos de Diamantes

La más conocida y extendida. La forma es redonda con 57 facetas o lados (58 si el vértice está truncado, culet). Es la forma de tallar un diamante con la que se obtienen los mejores ángulos para que el diamante brille con su máximo resplandor (mejor devuelve la luz) y mejor aprovecha el peso de la piedra. Al ser la que más brilla es, con diferencia, la más popular.

Es una talla perfectamente cuadrada. En general un diamante talla princesa consta de 76 facetas, lo que le confiere un aspecto centelleante. Puede llegar a conseguir casi el mismo brillo que un diamante talla brillante, de ahí que sea también de los más populares y utilizados en joyería.

Estéticamente, es una talla en forma de gota de agua o de lágrima. Es una forma intermedia entre la talla brillante y la talla marquesa.  La parte redondeada es la más brillante.  En cambio, la luminosidad se refleja más difícilmente en la punta. Aun así, resulta una talla sumamente favorecedora en diseños de joyas alargadas como pendientes y colgantes.

Es una talla de corte rectangular. Por lo general 48 ó 50 facetas en forma de hileras o escalera. Su peculiaridad reside en el corte rectangular de la base del diamante para crear una sensación de máxima transparencia y brillo. Es una talla, por tanto, que se adapta mejor a piedras de alta claridad (mínimas impurezas) y color transparente; ya que tiende a poner en evidencia las posibles inclusiones del diamante.

Es un corte oval o elíptico. Basa su forma en modificaciones de la configuración tradicional del brillante redondo. Suelen tener un brillo parecido a la talla brillante ya que constan también de 56 facetas. Es una talla muy apreciada para emplear en anillos debido a que su forma alargada ayuda a estilizar de manera elegante la silueta de los dedos y es muy favorecedora en manos pequeñas.

Es una talla, que partiendo de la talla brillante se modifica en forma de corazón. Es un corte “fantasía”. Se caracteriza por tener 59 facetas. En este caso el cortador garantiza la simetría y el equilibrio de la piedra mientras que el pulidor resalta el brillo del diamante.

Tiene forma alargada terminada en punta en ambos extremos. Sumamente luminosa en el centro, pero sus destellos son menores en las puntas. Esta talla permite maximizar los quilates que se extraen de una piedra, consiguiéndose un diamante más grande. Al igual que la talla brillante, consta de 57 facetas, pero la elaboración de las facetas es mucho más complicada; requiere mucha experiencia y la fragilidad de las puntas exige la mayor precaución. El resultado es una pieza muy estilizada que sienta muy bien en joyas y especialmente en anillos.

Color

El color es una de las características más importantes de un diamante: cuanto más blanco (transparente), más bonito, escaso y valioso. Para determinar la claridad o transparencia de un diamante existe una escala de colores que divide los grados de color desde la D a la Z. Escala establecida por el GIA (Gemological Institute of America) admitida internacionalmente.

El color D corresponde al más transparente o blanco y el color Z corresponde al amarillo o marrón de peor calidad.  A medida que se desplaza de D a Z en la escala normal de color, se indica un creciente nivel de tonos amarillos y/o marrones.

Pureza

La Pureza hace referencia a las diminutas imperfecciones naturales presentes en todos los diamantes, excepto en los más finos. Estas imperfecciones, llamadas inclusiones, pueden ser una nube, una fractura, un diamante dentro de otro más grande, líquido, etc. Los criterios se evalúan por una observación de la corona del diamante y de la siguiente tabla:

No presenta inclusiones internas visibles para un experto con una lupa de 10 aumentos, pero puede haber algunas minúsculas irregularidades externas en el acabado.

  • Grado 1: Una minúscula inclusión visible únicamente para un experto con una lupa de 10 aumentos.
  • Grado 2: Varias inclusiones minúsculas visibles únicamente para un experto con una lupa de 10 aumentos.
  • Grado 1: Inclusión muy pequeña visible con una lupa de 10 aumentos.
  • Grado 2: Varias inclusiones muy pequeñas visibles con una lupa de 10 aumentos.
  • Grado 1: Inclusión pequeña visible con una lupa de 10 aumentos.
  • Grado 2: Varias inclusiones pequeñas visibles con una lupa de 10 aumentos.
  • Grado 1: Inclusión que resulta visible a simple vista.
  • Grado 2: Numerosas inclusiones claramente visibles a simple vista que también disminuyen el brillo.
  • Grado 3: Numerosas inclusiones claramente visibles a simple vista que disminuyen el brillo y comprometen la estructura del diamante, haciendo que pueda agrietarse o romperse más fácilmente.

El Peso o “Carat”

El Peso o “Carat” es la unidad de medida de los diamantes. El peso de un diamante se mide en quilates, cuya abreviatura es ct. El quilate métrico, corresponde a 0.20 gr.

El origen de la palabra “quilate” provendría de la antigua tradición india de pesar los diamantes con granos de algarrobos (“kuara”), aparentemente muy homogéneos en cuanto a su peso. Posteriormente, los griegos adoptaron esta medida y a ellos se debe el vocablo ceration (cuatro granos) que los árabes retomaron en la forma qirat. También se usa como medida de peso del diamante el “punto”. Un punto equivale a 1/100 de quilate. Así se habla de “50 puntos” para referirse a medio quilate.

Los diamantes se comercializan a precio por quilate. Este precio varía exponencialmente con el peso de la gema. Es fácil comprender por qué son más caros los diamantes a medida que aumenta su tamaño: la naturaleza proporciona muchas menos piedras grandes. Por ejemplo, un diamante de 1.5 quilates es tres veces el peso de un diamante de 0.5 quilates, pero su precio puede ser entre cinco y siete veces superior.